LA ACTITUD DE LA CUMBRE
Génesis 45:7-8 “Así, pues, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador en toda la tierra de Egipto.”(V.8)
Aunque el ambiente y la situación sea igual, el futuro de una persona será diferente de acuerdo a la actitud de la persona. José era diferente de sus hermanos, aunque estaban en la misma casa. Ese camino del desierto por 40 años era la oportunidad para que el pueblo de Israel cambiara lo grabado y la actitud. Los hijos de Dios tenemos que desafiar hacia al campo disfrutando del poder del trono celestial para que establezcan las obras del reino de Dios. ¿Con qué debemos desafiar?
1. La fuerza de vencer sin pelear
Dios nos da la fuerza de vencer sin pelear. Esta es la actitud que debemos poseer. Las personas que creen en lo absoluto de Dios deben de confirmar las bendiciones del trono celestial del Dios Trino. José venció la batalla sin pelear contra sus hermanos ni la familia de Potifar y tuvo respuestas continuamente.
2. La actitud de la cumbre y la re-creación
Nosotros que somos hijos de Dios tenemos el privilegio de buscar y recibir las bendiciones de la re-creación. Cuando descubrimos la razón de dar acción de gracias entonces todo comienza. La verdadera acción de gracias viene como respuestas cuando descubrimos lo absoluto de Dios. Es ahora cuando las respuestas de la re-creación comienzan en los lugares donde estemos. Entonces experimentaremos las respuestas preparadas de Dios y todas las cosas serán la oportunidad mayor. Dios está junto con nosotros ahora mismo. Por eso tenemos que comenzar desafiando con la actitud de la cumbre.
El desierto, los lugares desolados y el camino del desierto serán el itinerario absoluto. En los lugares desolados podemos ver las señales de Dios. Entonces los hijos de Dios podrán descubrir el otro significado que conecta con Dios.
Dios, que las bendiciones del reino y el trono celestial se establezcan en los campos y seamos los testigos de salvar todas las cosas. Oramos en el nombre de Jesucristo. Amén