EL PRIMOGÉNITO DE LOS ANIMALES
Levítico 27:26-27 | Pero el primogénito de los animales, que por la primogenitura es de Jehová, nadie lo dedicará; sea buey u oveja, de Jehová es. Mas si fuere de los animales inmundos, lo rescatarán conforme a tu estimación, y añadirán sobre ella la quinta parte de su precio; y si no lo rescataren, se venderá conforme a tu estimación.
Dios les dijo a los israelitas que dieran el primogénito de los animales cuando estaban en el desierto. Quiere decir, que dieran sus bienes más valiosos y preciosos. Si comparamos nuestros bienes con lo que Dios nos ha dado solamente para nuestros propios beneficios, o si pensamos que entregar nuestros bienes a Dios es una pérdida, seríamos personas que no conocen el valor del Éxodo ni el futuro de la tierra de Canaán. Dios les derramó a los israelitas las bendiciones importantes en el desierto donde les dijo que dieran el primogénito de los animales. ¿Qué tipo de actitud debemos tener para descubrir las bendiciones que ya están preparadas?
1. Entregar las cosas primordiales a Dios
Dios nos dice que tengamos la seguridad con la prioridad de la vida. El verdadero poder de la vida no viene del poder económico que tenemos. Por eso, antes que todo, es importante sanar las heridas y las costumbres de Egipto, deshaciéndonos del corazón o los intereses orientados en lo material. No podemos obtener la economía de la luz con la avaricia. El verdadero comienzo es tener las respuestas de entregar a Dios las cosas más valiosas de la vida y no entregarlas al mundo.
2. Grabar las cosas verdaderas
Aunque sean 10 minutos al día, tenemos que grabar en nosotros sobre quiénes somos. Tenemos que confirmar las bendiciones de la salvación y el itinerario de la vida en el que Dios ha estado junto con nosotros. Al mismo tiempo, tenemos que grabar y transmitir las obras de Dios a las siguientes generaciones. Por ejemplo, las respuestas que cambian lo grabado comenzaron en el desierto. Si estamos en las situaciones difíciles como el desierto, esas situaciones serán un punto de marcha de las bendiciones que nunca han existido antes ni que existirán en el futuro, como aquellas respuestas que se separó el río Jordán, se derrumbaron los muros de Jericó, el sol se detuvo y la luna se paró.
Desde ahora, tenemos que orar para recibir la sanidad de las heridas y costumbres grabadas en los tiempos que habíamos vivido sin Dios. Entonces, la verdadera prioridad de la vida cambia. Además podemos comenzar a grabar la identidad y la autoridad de los hijos de Dios y también el pacto. Así, podemos recibir las respuestas con las que salvamos y cambiamos el mundo.
Dios, que seas tú, Dios, y que sea el Evangelio, el pacto y la prioridad de nuestra vida. Oramos en el nombre de Jesucristo. Amén.
1er Culto de la Iglesia de Emanuel | 27.9.2020