ZONAS DE DESASTRE DONDE EL MOVIMIENTO DEL EVANGELIO NO EXISTE – AQUELLOS QUE QUEDARON
Sofonías 2:7
Dios envió a Cristo como había prometido. Sin embargo, los campos se han convertido en zonas de desastre sin un movimiento del Evangelio que evangelice. Las personas cristianas viven en sus campos como cautivas. Hay una verdad que debemos entender en primer lugar. Las personas creyentes ya eran esclavas de Satanás y su cultura antes de convertirse en cautivas en sus campos. Todavía vivían en una esclavitud espiritual aunque hubieran sido liberadas de su identidad como esclavas. Esa es la razón por la cual Dios nos ha llamado como las personas “que quedaron”.
1. La identidad de quienes quedaron
Si sabemos quiénes somos, podremos hacer que Satanás y las fuerzas de la oscuridad se quiebren. En primer lugar, debemos restaurar esta identidad. Dios nos ha llamado como Sus hijos, los Remanentes que salvarán al mundo, y las personas “que quedaron”. Debemos entrar en este pacto con todo lo que tenemos. Podríamos cometer el error de preguntar: “¿Cómo puede alguien con tantas carencias como yo disfrutar de estas bendiciones?” Sin embargo, Dios siempre ha usado a personas que lo dan todo por este misterio, como los siete Remanentes en la Biblia (José, Moisés, Samuel, David, Eliseo, Isaías y Pablo), Daniel, Sadrac, Mesac, Abed-nego, Ester y los miembros de la Iglesia Primitiva. Esta es la identidad de “los que quedaron”.
2. La misión de los que quedaron
Después de entender nuestra identidad como personas “que quedaron”, debemos aferrarnos a la misión nos ha sido encomendada. Nuestra misión es restaurar y salvar lo que ha sido robado por el mundo. Por encima de cualquier otra cosa, debemos restaurar los movimientos del Evangelio, la Palabra y el evangelismo. Cuando nos aferremos a esto como nuestro pacto, los milagros del Éxodo y los éxodos de Babilonia y Roma comenzarán a levantarse en nuestros campos.
3. El método de los que quedaron
El método de “los que quedaron” consiste en aferrarse personalmente a la identidad y autoridad que Dios nos ha dado y cambiar todo con ellos. Para hacer esta obra, debemos recibir la fuerza que Dios nos da, romper nuestros viejos moldes y entrar en las bendiciones de Dios, quien está conmigo (con), con nosotros (Emanuel) y en todas las cosas que se unen para bien (unicidad). Si desarrollamos esta fuerza espiritual, recibiremos toda autoridad en el cielo y en la tierra como bendición. Dios dará todas estas bendiciones a las personas que caminan en este viaje como las “que quedaron”.
Oración del evangelista. Querido Dios, gracias por llamarnos como las personas “que quedaron” en esta época donde el Evangelio ha desaparecido. Levanta la obra de restaurar el Evangelio y salvar todas las cosas.