de Marzo. ¿QUÉ PRÁCTICAS TENEMOS QUE HACER?
Salmos 78:70-72 | Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.
Las practicas del Evangelio tienen tres elementos. Primero, debemos obtener la fuerza para comunicarnos espiritualmente con Dios. Antes de ir al mundo, recibiremos las respuestas por adelantado y lo salvaremos. Finalmente, necesitamos encontrar los talentos que Dios nos ha dado. ¿Qué practicas tenemos que recibir y como debemos ayudar a que las reciban otros jóvenes?
1. El comienzo correcto de las practicas.
Las practicas deben comenzar con la fuerza espiritual desde una edad temprana. Cuando David era un niño, era un pastor espiritual. A medida que crecía, adquirió inteligencia, habilidades y talentos en la música. El Espíritu de Jehová estuvo sobre el después de su encuentro con el profeta Samuel (1ª Samuel 16: 1-13). Debemos recibir el poder de Dios y forjar nuestra fe y habilidades. Primero, debemos crecer como un Remanente que puede ser humilde ante Dios y salvar al mundo.
2. Las practicas reales y los frutos.
¿Tengo algún problema o crisis? Tenemos que verificar si las practicas han traído sus frutos. El Espíritu malo huía del rey Saúl cuando David alababa (16:23), sus hermanos temblaron de miedo, pero David derrotó a Goliat en el campo de batalla (17: 1-47). Debemos disfrutar en nuestra vida los frutos de las practicas. Estamos caminando por el itinerario del pacto aún en medio de las alegrías o tristezas, del éxito o el fracaso, tengamos o no respuestas. (Salmos 14:1, 23:1-6,
1ª Crónicas 29: 10-14).
David fue una persona con un gran recipiente. Cometió un error, pero pronto se humillo ante Dios. Tuvo éxito pero no presumió. ¿Es posible sin que nadie me ayude? ¿No hay ningún problema sin importar donde sea que esté? ¿Soy un discípulo del Evangelismo que no le importa lo que pase? Hoy deseo tener la determinación de ser testigo de las practicas.
Dios Permíteme ser un testigo que, como David, prepara un recipiente para recibir y trascender todo con el Evangelio.
Mensaje del culto núcleo / 2.11.2019