EL CAMPO DORADO DE LAS MISIONES MUNDIALES
Hechos 18:1-4
Para recibir respuestas a la oración, en primer lugar debemos aferrarnos con precisión el pacto de Dios. La evangelización mundial es el plan absoluto de Dios. Si perdemos este pacto, las generaciones futuras serán esclavizadas, sometidas a cautiverio y colonizadas. Sin embargo, Dios nos da todas las respuestas a través de aquellas personas que han restaurado el pacto. Para experimentar estas respuestas, ¿qué debemos buscar y a qué debemos aferrarnos?
1. La globalización del Evangelio
La primera oportunidad que tenemos es aferrarnos al Evangelio que no tiene más remedio que globalizarse. Debemos aferrarnos al pacto del Calvario donde Jesús solucionó y completó todo, el pacto del monte de los Olivos donde se transmitió la misión de que Dios obraría a través de nosotros, y el pacto del aposento alto de Marcos donde se reunieron las personas que tenían estos pactos.
2. La globalización de los talentos
Dios también ha preparado talentos para la globalización. Pablo, junto con Priscila y Aquila, poseían el talento de hacer tiendas de campaña. En esa época, sus habilidades eran esenciales tanto para la ganadería como para el ejército romano. En otras palabras, poseían unas habilidades que eran apropiadas y necesarias para esa época. Nuestras habilidades como personas que tienen Evangelio son una herramienta importante para predicar el Evangelio al mundo.
3. Habilidades para las misiones mundiales
Las personas que se aferran correctamente al pacto han recibido habilidades. Su deber es alinear su dirección con el movimiento de evangelismo. A través de esos discípulos, Dios ha dado la respuesta de evangelizar al mundo. Debemos aprovechar esta oportunidad. En todas las épocas donde el Evangelio perdió fuerza, Dios levantó este tipo de discípulos y restauró el Evangelio. Cuando nos aferramos a este pacto, Dios nos da la respuesta de salvar a las 237 naciones del mundo.
Oración del evangelista. Querido Dios, permite que entremos en tu deseo de evangelizar el mundo a través del Evangelio concreto y nuestros talentos.