¿PODEMOS CORROMPERNOS AUNQUE CREAMOS EN DIOS?
Lucas 15:11-32
En la Biblia, hay cuestiones que son complicadas de entender por el conocimiento humano, nuestros sentimientos, o nuestra voluntad. Se trata de la pregunta “¿Podemos corrompernos aunque creamos en Dios?” La corrupción no significa simplemente que una persona creyente que solía asistir a la iglesia se enfrente a un problema en su vida diaria, pierda la fe y caiga en la bebida. Debemos entender la corrupción como el alejamiento de la humanidad respecto de Dios y el final de esa relación con Dios. ¿Por qué?
1. La gente del mundo
A veces nos encontramos con gente que solía ir a la iglesia y que ya no lo hace. Conocemos personas que se convirtieron en chamanes tras haber asistido a la iglesia. También hay personas que eran ancianos de iglesia y después dejaron de asistir y personas que ven a la iglesia como otra organización religiosa más. Podemos encontrarnos muy fácilmente con personas muy instruidas y miembros de la élite que malinterpretan qué es la iglesia debido a sus propios estándares.
2. “¿Podemos corrompernos aunque creamos en Dios?”
La pregunta realmente es si una persona que ha sido salvada por la fe puede romper con el “estado de ser salvo”. La Biblia nos dice que no puede. El ejemplo más claro es el Judas Iscariote. Fue una persona que siguió a Jesús y pensó en Él como un rabino y no como su Señor, y por eso no disfrutó de la salvación desde el principio. Mateo 13 nos advierte que hay obreros de la iglesia que son como las malas hierbas que Satanás sembró en ella y Mateo 24 dice que en la iglesia ovejas mezcladas con cabras.
3. El pueblo de Dios que nunca será destruido
La salvación es un regalo garantizado de Dios a su pueblo. Pablo confiesa que esto fue predestinado antes de la creación del mundo (Efesios 1:3-5). Hemos recibido el Evangelio que ha existido desde tiempos eternos y que será eterno (Romanos 16:25-27). También podemos verlo en la parábola del hijo pródigo. La identidad del hijo no cambia en función de donde se encuentre, aunque esté separado de su padre. Además, el hijo pródigo no tiene más remedio que arrepentirse y regresar. Del mismo modo, Dios se responsabiliza de su pueblo, las personas salvas, para que no perezcan.
Temas para el fórum. ¡Dios! Gracias por salvarnos y por convertirnos en tus hijos. Permite que disfrutemos hoy de la verdadera bendición de la salvación y vivamos la vida de la persona evangelista que comparte esta bendición con las demás.