Deuteronomio 6:1-9 Dios dio a los israelitas el pacto y también el misterio para revivir al campo moribundo. Pero el pueblo de Israel no consiguió gozar de la continuación del pacto en el Evangelio, y al final se enfrentó a su destrucción. Esto sucedió porque no hicieron del todo suyos ni la Palabra de Dios ni el pacto. Para tener victoria frente a cualquier ataque de la cultura del mundo, necesitamos hacer nuestra la Palabra de Dios. ¿Cómo lo podemos conseguir?
1. Necesitamos cambiar mediante el Evangelio lo que controla nuestras vidas Dependiendo de quién sea el señor de nuestras vidas, el propósito por el que vivimos y las metas de nuestras vidas pueden cambiar. El pueblo de Israel, que fue el pueblo escogido de Dios, se enfrentó a fracasos cíclicos porque no conocían otra cosa. Porque todavía tenían las heridas de sus días de esclavitud en Egipto, escucharon la Palabra de Dios pero su efecto sólo les duró temporalmente. No pudieron recordar la Palabra por causa de estas heridas que habían enraizado. Al contrario, sus propios problemas les parecieron mucho más grandes. Sólo cuando la Palabra de Dios está impresa en nuestros pensamientos, corazones y en cada fibra de nuestro ser pueden cambiar nuestras vidas. Nuestro maestro es Jesucristo, no nosotros mismos.
2. La obra de Dios empieza cuando gozamos de Su Palabra incluso cuando estamos a solas En medio de los mismos problemas, las personas no creyentes toman decisiones basadas en sus estándares, pero los hijos y las hijas d eDios piensan con la vista puesta en el Evangelio, y no se rinden hasta que Dios contesta. Incluso cuando sucede algo imprevisto, debemos tener el poder de la oración que nos permite no olvidarnos de nuestras bendiciones por habernos rendido a nuestras emociones. La obra de Dios comenzará cuando nuestras vidas se llenen del poder único de Dios. Si no dedicamos tiempo a estar con Dios, todos nuestros problemas permanecerán como heridas, y no nos quedará más remedio que fracasar.
3. Debemos entender el misterio de convertirnos en testigos en el campo Las fuerzas de oscuridad conocen nuestras debilidades de la misma forma que Dios. Usan nuestras mayores debilidades para agitarnos e impedir que recibamos bendiciones. Pero Dios lo sabe, y nos da poder para pisotear serpientes y escorpiones y el poder para atar y repeler las fuerzas de oscuridad en el nombre de Jesucristo. Dios nos dice que amemos al Señor con todo nuestro corazón, tanto si estamos sentados, caminando, tumbados o levantados. Los milagros de Dios comenzarán cuando pensemos en Su Palabra en nuestros campos y desde el momento en el que decidimos orar delante de Dios.
Temas para el fórum. Deshagámonos de todas nuestras heridas enraizadas, conflictos, ansiedades e incredulidad delante de Dios, y dediquemos tiempo a llenar el vacío con la Palabra de Dios y la oración.
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