Hechos 3:1 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. De acuerdo con la costumbre, Pedro y Juan se encontraron con el hombre paralítico a las puertas del templo cuando se dirigían a orar a las tres de la tarde. Este hombre no podía caminar desde que nació y vivía de la caridad de la gente. La gente veía al hombre paralítico cuando cruzaban las puertas del tempo, pero nadie tenía esperanzas de que saliera adelante. Sin embargo, Pedro y Juan, que había recibido la llenura del Espíritu Santo, cambiaron. Sus ojos para percibir al mundo y a la gente cambiaron. Ese día, Pedro ordenó que el hombre paralítico caminara en el nombre de Jesucristo de Nazaret. El hombre paralítico se levantó, comenzó a andar y corrió. ¿Qué cambió en Pedro y Juan?
1. Entendieron su misión Dios guía a Sus hijos e hijas que han recibido la salvación hasta el día en el que Jesús vuelva (Filipenses 1:6) y por Su voluntad, cumple Su deseo a través de nuestras vidas (Filipenses 2:13). Dios tiene un plan para la humanidad. Dios nos ha llamado para darnos vida. Además, desea que compartamos el Evangelio con nuestra familia y entorno. La iglesia crece con fuerza gracias a la gente que la compone y así se producen cambios en el campo. Cuando entendemos nuestra misión, podemos probar cómo la obra de Dios se levanta en nuestra familia, escuela, lugar de trabajo y en todo lo que nos rodea.
2. Vieron el horario Con la vida que Dios nos ha dado, veremos el horario donde todo se hace aparente si entendemos la razón por la que Dios nos ha llamado. Dios obra a través de las personas discípulas preparadas. Las cosas suceden con facilidad cuando nos encontramos con alguien a quien Dios ha preparado. Cuando escuchamos la Palabra y organizamos su contenido en nuestra vida, el horario de Dios se vuelve mucho más claro. Cuando escribimos los nombre de la gente que debe escuchar el Evangelio y de la gente que nos gustaría llevar a la Iglesia o al estudio de la Biblia, llegamos a entender cómo podemos acercarnos a ellas y cómo podemos ayudarlas en la práctica.
3. Elijamos un título de oración correctamente Si estamos cogiendo títulos de oración incorrectos difícilmente recibiremos respuestas. Incluso cuando las respuestas no llegan inmediatamente, debemos coger los títulos de oración correctos. Compartir el Evangelio no es una tarea complicada para alguien que está disfrutando del Evangelio. Debemos tener el misterio de conectar con Dios para tener tiempo de ocio y evitar que la idea de la devoción nos cargue. Por medio de nuestra pequeña devoción, la cultura del Evangelio que puede superar la oscuridad se extenderá, y la gente que sufre por sus heridas y problemas se sanará en el Evangelio y será feliz. No hay obra más importante que ésta.
Temas para el fórum. Podemos devocionar con alegría cuando tenemos una misión, conocemos el horario y entendemos el misterio de la oración. ¿Tenemos la razón y la fuerza para entregarnos verdaderamente?
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