LO QUE GANAN LAS PERSONAS DE FE
2 Pedro 1:1-7 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: (1) Hay ocasiones en las que podemos sentir envidia de otras personas que poseen lo que deseamos, que comen lo que deseamos, y que hacen lo que nos gustaría hacer. Algunas veces, puede que juzguemos a la gente solamente basándonos en sus posesiones. Pero las personas que poseen la fe de Dios no deben sentir envidia jamás del mundo, ni tampoco despreciarlo. Al contrario, debemos obtener algo de Dios que nos permitirá enfrentarnos al mundo cara a cara sintiéndonos seguros.
1. Poder que proviene de la justicia
El mundo entero está lleno de lujuria, y porque está creciendo con corrupción como Sodoma y Gomorra, hay muchas cosas que los hijos y las hijas de Dios tendrán que soportar sin caer en la tentación. Dios nos ha llamado para que permanezcamos a pesar de las pruebas y las dificultades. Aunque nuestras circunstancias actuales sean complicadas, nos ha llamado como aquellas que permanecen diseminadas. Aunque no tenemos muchos recursos, nos ha llamado como evangelistas para conquistar Roma. Los hijos y las hijas de Dios deben ser más justos y educados que cualquier otra persona. Para conseguirlo, necesitamos el poder para seguir la justicia que Jesucristo nos dejó como ejemplo.
2. Habilidades y fe como tesoros
El mundo desprecia a la gente basándose en ciertos rasgos. Las personas que no encajan con esos perfiles reciben burlas por no estar preparadas. Si no poseemos las habilidades y fe para enfrentarnos con este tipo de mundo, Satanás nos engañará o nos rendiremos al mundo. Nos caeremos cuando sople el viento, y nos caeremos al abismo de la incredulidad cuando tengamos muchos problemas. El mundo puede despreciarnos y reírse, pero sólo necesitamos no caer en ningún engaño. Dios se responsabiliza de todo cuando preparamos nuestras habilidades con confianza y Le pedimos fe.
3. Sabiduría para superar el miedo
Nadie puede obstaculizar el camino de un hijo de Dios si el mundo nos reconoce, si nuestra familia nos ama y si tenemos victoria en la batalla espiritual por medio de la fe que obtenemos en la iglesia. Pero las fuerzas de oscuridad fuerzan a los hijos y las hijas de Dios a dudar, a quedarse sin fuerzas en la familia, e incluso, a caer en pruebas en la iglesia. Desde el momento en el que caemos en incredulidad y desánimo, debemos recordar nuestra identidad como hijos de Dios y usar la autoridad de Jesucristo.
Temas para el fórum. ¿Qué elecciones hacemos durante el día, especialmente cuando nos cansamos de las tentaciones del mundo? Dediquemos un tiempo para pedir fe que nos permita superar nuestros miedos.
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