SANIDAD DE LAS HERIDAS
Efesios 1:3-5 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, Todo el mundo tiene heridas. Las heridas se forman por causa de las familias, la sociedad y de las relaciones interpersonales. Si las superamos, nos pueden servir como fundamento para una vida mejor. Sin embargo, si nos estancamos en ellas, acabaremos fracasando. Todas las heridas se pueden solucionar por medio de Jesucristo. A pesar de conocer esta verdad, muchas personas se desaniman por culpa de sus heridas. ¿Cómo podemos sanar nuestras heridas pasadas con el Evangelio?
1. Conozcamos, confirmemos y gocemos el Evangelio
Conocer el Evangelio es por sí mismo una bendición. Sin embargo, para recibir sanidad para nuestras heridas y problemas, debemos confirmar y gozar el Evangelio. Meditando sobre la Palabra y orando, podemos confirmar que el Evangelio es la respuesta para nuestras vidas. Dediquemos un tiempo, e incluso aunque sea durante unos pocos minutos, ofrezcámonos completamente a Dios. Así descubriremos el plan de Dios para nosotros y la Palabra se cumplirá en nuestras vidas. Nuestras limitaciones y heridas nunca más serán un problema.
2. Tomemos nuestro pasado como plataforma y tengamos victoria hoy
Incluso si tenemos heridas pasadas y recuerdos dolorosos, no debemos pensar que no podemos hacer nada por culpa de esas heridas. Al contrario, debemos meditar profundamente en la Palabra y tomar la determinación de descubrir el plan de Dios a través de estas heridas. Dios establecerá nuestras heridas como una plataforma firme. Meditemos sobre la Palabra de Dios a diario y desafiémonos en pequeñas tareas. Los pequeños logros se irán acumulando gradualmente y se convertirán en una gran respuesta para nuestro futuro. Superemos las heridas y demos un paso más, y así podremos ver las respuestas que Dios ha preparado.
3. Restauremos la acción de gracias
Las personas que no han sanado las heridas de sus corazones viven llenas de quejas y resentimiento. Tener incredulidad es lo mismo que suicidarse lentamente. A pesar de nuestras debilidades, Dios nos ha llamado como Sus hijos e hijas, y nos da una nueva fuerza y poder. Si no sabemos esto, nos desesperaremos ante los problemas y nos preocuparemos por nuestro futuro. Podremos restaurar la acción de gracias si nos encontramos en la Palabra. La acción de gracias será restaurada y nuestras heridas se sanarán si conocemos nuestra identidad espiritual y las bendiciones que hemos recibido.
Temas para el fórum. Nuestras heridas y dolores se han sanado en el nombre de Jesucristo. Recordemos nuestra identidad como hijos e hijas de Dios y restauremos la acción de gracias por la salvación que hemos recibido.