UNA BATALLA CONTRA NOSOTROS MISMOS
Hechos 1:1-8 En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; (1-2) Creemos que Jesús es el Cristo, quien resolvió todos los problemas de la vida. Sin embargo, siguen surgiendo problemas en nuestras vidas. Muy probablemente no sepamos qué hacer con las dificultades que nos complican la vida, y que como consecuencia, nos desesperemos. ¿Por qué sucede esto? Porque estamos perdiendo la batalla contra nosotros mismos. Si supiéramos un par de cosas importantes en esta batalla, nuestra vida de fe se renovaría. ¿Qué deberíamos conocer?
1. El objeto de la batalla Hechos 1:1
Si recibiéramos la gracia de la Palabra de Dios y disfrutar del misterio de la oración, nada sería un problema. Sin embargo, hay ocasiones donde nuestros sentimientos quedan heridos por cosas nimias, y nos quedan heridas. En situaciones donde la gente es particularmente sensible o donde se escuchan palabras que hieren, todas y cada una de esas personas está ocultando sus heridas personales detrás de su personalidad y apariencia. Puede que nos descubramos tomando decisiones y decidiendo si algo nos beneficia o nos perjudica. Para no perder las bendiciones que ya hemos recibido y apoyarnos en ellas, debemos ser capaces de batallar bien contra nosotros mismos.
2. La postura que debemos adoptar en la batalla Hechos 1:14
Nos preocupamos y pensamos cada día individualmente. Cuando confiamos todas nuestras preocupaciones a Dios, Dios obra, moviendo todos los incidentes, entornos y personas. En 1 Pedro 5:7-8, Dios salva a Israel, que estaba condenada a ser destruida, al mundo y el futuro a través de las personas que habían entendido el Evangelio. En medio de las persecuciones que aislaban a las personas perseguidas de la sociedad y las condenaban a muerte por creer, las personas creyentes de la Iglesia Primitiva vieron algo más grande. Las dificultades y las crisis a las que se enfrentan los hijos y las hijas de Dios son un oportunidad de Dios para coger el Evangelio todavía con más firmeza.
3. El resultado de la batalla
Cuando triunfamos en la batalla contra nosotros mismos, la evidencia de Dios de que Cristo siempre obra se levanta en nuestras vidas. Nosotros y nosotras, que solíamos vagar en pecado y maldiciones, hemos terminado disfrutando de Dios, que nos ha salvado, explicando el Evangelio a otras personas en cualquier lugar al que vamos con acción de gracias y gozo en la salvación. El reino de Dios se levanta en todos los campos a los que vamos. Dios, que sabe que carecemos de todo poder, nos da la llenura del Espíritu Santo. Recibimos la fuerza que Dios nos da a diario, y somos capaces de salir de nuestra impotencia y letargo.
Temas para el fórum. Es importante que conozcamos nuestras heridas y defectos ocultos. Esa área puede convertirse en un canal a través del cual Satanás puede engañarnos, y puede convertirse también en una oportunidad para que nos fortalezcamos con el poder de la mano de Dios. Hoy, ¿con qué parte de nuestro interior estamos batallando?