NO SE TURBE SU CORAZÓN
Juan 14:1-18 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. (1-3) Cuando nos sentimos inseguros por un problema recurrente nos resulta muy complicado deshacernos de los pensamientos que nos angustian, ni siquiera cuando nos vamos a dormir. Cuanto más intentamos olvidarlos, más aguda se vuelve nuestra angustia. Resulta complicado mantener nuestra vida de fe, y lo único que crece es nuestra preocupación. ¿Cómo podemos enraizar profundamente en nuestros corazones, desechar nuestras ansiedades y gozar de la verdadera paz de Dios?
1. Vivamos una vida obediente a la Palabra de Dios
Jacob prefirió quedarse en casa con su madre y como consecuencia, se mofaron de él por ser débil de carácter. Los hermanos de José no le querían, hasta el punto que lo vendieron como esclavo. David escapó por los pelos a la muerte al huir del rey Saúl. Abraham, que siempre estaba preocupado por su medios de vida, abandonó todo y dejó Ur de Caldea. Una preocupación temporal puede dañarnos y llenarnos de ansiedad y desesperación. Pero el camino de los hijos y las hijas de Dios conduce a las bendiciones. Simplemente sigamos la Palabra de Dios sin caer en el escepticismo.
2. Encontrar nuestro método de oración
Si no hubieran sido perseguidas por los judíos o acosadas por el emperador romano, puede que las personas que formaban la Iglesia Primitiva nunca hubieran entendido el correcto Evangelio, mucho menos el pacto de la evangelización mundial. Oraron y evangelizaron a escondidas, pero fueron guiadas a la bendición de la evangelización mundial de las formas más inimaginables. Necesitamos encontrar nuestro propio método de oración y gozar del misterio de la oración en medio de las dificultades, tal y como hizo la Iglesia Primitiva.
3. Oremos por nuestras vidas y por el misterio del reino de Dios
Cuando nos sentimos angustiadas y desanimadas, las fuerzas de oscuridad que nos acechan como león rugiente toman el control de nuestras vidas (1 Pedro 5:8). Aunque el reino de Dios sea nuestro respaldo, las malvadas fuerzas de oscuridad nos tientan para que nos vayamos olvidando de nuestra comunicación con Dios. En lugar de desear que no suframos más, debemos entender que ese sufrimiento es una oportunidad para transformar nuestras vidas. Debemos orar por el respaldo del reino de Dios para que se levante en nuestras vidas, pensamientos y corazones.
Temas para el fórum. Si no podemos recibir fuerza espiritual, nos costará hacer culto y también vivir. Apartemos algo de tiempo para estar con Dios durante el transcurso del día, y preguntémosle por Su poder en lugar de depender de otras personas.