IMPOTENCIA SANATORIA
Hechos 1:14 Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos. Cada vez es más frecuente encontrarnos con artículos donde se habla de lo mal que está la economía. Aunque es verdad que el mundo está atravesando una crisis económica, nuestra impotencia y lasitud son en parte culpables de que las dificultades económicas parezcan no tener fin en nuestras vidas. La lasitud y la impotencia constituyen un tipo de problema espiritual que no podemos sanar con nuestras fuerzas, y algo que nadie querría sufrir personalmente. ¿Cómo podemos, como hijos e hijas de Dios, superar el problema espiritual de la lasitud?
1. Sanidad en nuestras vidas
En el libro de Hechos, había un horario por el que las personas creyentes oraban por “solo” Jesucristo, el reino de Dios y la llenura del Espíritu Santo (Hechos 1:1-14). Es posible hacer esto a solas, pero si mucha gente que entiende esta verdad se reúne en un solo lugar para orar, se cumple el horario por el que Jesucristo, el reino de Dios y la llenura del Espíritu Santo se convierten en lo único importante en sus vidas y en el que reciben sanidad. Por eso, si oramos aunque sea sólo un día por solo Jesucristo, el reino de Dios y la llenura del Espíritu Santo, Dios sanará nuestras vidas.
2. Cambios en la vida
Cuando dedicamos tiempo a orar con solo el pacto en nuestros corazones, Dios nos da la gracia que el mundo desconoce. Después de recibir gracia, podemos comenzar de cero con las cosas más pequeñas. Aunque parezca muy poca cosa, cuando comenzamos paso a paso con cosas que podemos hacer poco a poco, esta pequeña obra traerá respuestas más importantes y nos permitirá obtener mayor fuerza. Este será el comienzo del fin de nuestra lasitud y el comienzo de la sanidad transformadora.
3. Poder de la vida
En último término, necesitamos la fuerza para hacer nuestro trabajo y obtener buenas notas. La fuerza puede provenir de varias fuentes, como tener esperanza o cuando hacemos algo que nos divierte, pero la única fuente de fuerza que permanece eternamente inalterable es la llenura del Espíritu Santo. El Espíritu Santo mora en nuestro interior y nos guía por toda la eternidad. Cuando oramos cogiendo sólo esta fe, nuestra lasitud se quiebra y en su lugar obtenemos la verdadera fuerza de Dios.
Temas para el fórum. No importa lo mucho que el ser humano lo intente, hay cosas que quedan fuera de su alcance. Se trata de los problemas espirituales. Recibamos la fuerza al meditar sobre Jesucristo, que es la solución a todos nuestros problemas espirituales.