EL MOMENTO MÁS FELIZ
Salmos 78:70-72 Eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas; de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad. Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, los pastoreó con la pericia de sus manos. Mucha gente dice que David venció a Goliat gracias a su capacidad con la honda y su fe en Dios. Más concretamente, la victoria se produjo cuando se alinearon la piedra de David con la Palabra de Dios. Cuando David estaba solo, experimentaba cómo los reinos espirituales del reino de Dios venían sobre él. Si somos hijos e hijas de Dios, debemos conocer este misterio.
1. Cuando el Evangelio viene sobre nuestras vidas
El Evangelio tiene el poder de dar vida. Sin embargo, no somos capaces de conectar el Evangelio con nuestras vidas y por eso sufrimos dificultades y confusión como resultado. Cuando el Evangelio entra en nuestra vida, el reino de Dios viene sobre nosotros y nosotras. Más importante, somos capaces de gozar del reino de Dios cuando afrontamos problemas y otras circunstancias. Podemos disfrutar en la práctica del reino de Dios cuando creemos que Jesucristo ha resuelto completamente todos nuestros problemas.
2. El momento más feliz
Podríamos experimentar el misterio del Espíritu Santo si fuéramos capaces de orar durante diez minutos al día y meditar en el Evangelio como David. La oración de David no era la de alguien al que obligaban a orar. David oraba con alegría porque había entendido el Evangelio. Al orar, escribió poemas y les puso música. Así creó numerosas canciones de alabanza. En medio de sus oraciones, David desarrolló sus talentos como pastor y no perdió ni una oveja.
3. El horario inevitable
Si experimentamos los reinos espirituales que experimentó David, llegará un momento cuando entenderemos la visión de Dios. David no tenía una visión simple: sabía que se convertiría en rey y construiría un templo para Dios. Habrá un momento en el que nos desafiarán. Dios nos ha dado la bendición del Evangelio para la restauración. Aunque sea sólo durante diez minutos al día, si podemos llenarnos del Espíritu Santo, podremos ver el poder del Evangelio y seremos testigos para las generaciones futuras.
Temas para el futuro. A través de la meditación profunda, pensemos sobre las cosas positivas y alegres y tratemos de conectarlas al Evangelio. Encontremos diez minutos al día para meditar concentradamente en el Evangelio y apliquémoslo a nuestra vida.