DEJEMOS NUESTROS PROBLEMAS A DIOS
Efesios 2:8 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; La gente sufre por varios problemas como consecuencia de haberse separado de Dios. La raíz del problema está en que nos hemos separado de Dios. Los matices del problema varían según la persona, su época, sus circunstancias, y su posición en la sociedad. Los problemas persistentes y los hábitos dañinos de los que parece que no podemos librarnos mediante nuestros esfuerzos obstaculizan que podamos gozar del Evangelio. También constituyen obstáculos en nuestras relaciones con otras personas. Esto es lo que llamamos un problema espiritual. ¿Qué debemos hacer con los problemas espirituales que han enraizado en nuestro interior?
1. El problema comienza en la familia
La mayoría de los problemas comienzan en la familia. Un hijo que nace de una pareja que está separada de Dios nace con los mismo estado espiritual que sus padres. Este problema se agrava en las familias que han adorado ídolos durante generaciones y en las que se han dedicado al chamanismo. Las costumbres y tradiciones de cada línea familiar nos influyen de un modo invisible hasta determinar cómo somos. Nos encontramos con muchos casos donde las enfermedades, la depresión y el insomnio lo heredan los hijos, y también hay líneas familiares sometidas a continuos problemas económicos.
2. La familia debe recibir sanidad
La mayoría de dificultades que afrontamos son causados por nuestra familia. Cada familia tiene una atmósfera espiritual particular. Algunas familias tienen el hábito de ridiculizar y condenar a otras; algunas familias tienen en común una complacencia y desinterés constante. Otras personas parecen vivir en paz a primera vista, pero en realidad sufren a causa de accidentes y otros contratiempos inesperados. Si la familia no sana junta, no podrá afrontar estos problemas espirituales correctamente. Debemos sacar tiempo para escuchar la Palabra, recibir gracia, y reflexionar sobre nuestras vidas. Sólo entonces esas heridas comenzarán a restaurarse.
3. Debemos tener una salida correcta, comenzando con las raíces
Es fundamental que arreglemos el problema y confortemos el corazón que está perdido. Sin embargo, gozar del Evangelio y del evangelismo es todavía más importante. Necesitamos alinear nuestra dirección con el problema mismo. Pero si gozamos del Evangelio profunda y abundantemente, nuestras almas se fortalecerán y nuestro corazón y pensamientos se sanarán. Naturalmente, nuestros problemas comenzarán a resolverse, y obtendremos la sabiduría para solucionar los problemas que afrontamos. Cuidemos nuestra salud con el ejercicio físico, traigamos paz a nuestro corazón respirando profundamente, y confirmemos el poder de la Palabra por medio de la oración.
Temas para el fórum. Hay una razón por la que Dios nos ha enviado a nuestras familias respectivas. ¿Qué plan tiene Dios para nosotros y nuestras familias? No luchemos con los problemas. Meditemos en el misterio de la salvación y confiemos todo a Dios.