TRES MINISTERIOS
Hebreos 4:14-16 15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Poseer el Evangelio significa que poseemos un misterio que el mundo desconoce. Hay mucha gente en el mundo que debe recibir la salvación, pero el número de personas que comaprte el Evangelio con ellas es poco. En la iglesia surgen conflictos grandes y pequeños, y mucha gente que busca confort en la iglesia se encuentra con todavía más problemas. El evangelismo no es complicado. Consiste en dar la respuesta a las personas que tiene conflictos. ¿Cuál es el misterio que Dios nos ha dado a nosotros y nosotras, que tenemos Evangelio?
1. Ministerio sacerdotal
Dios considera a las personas que tienen Evangelio como real sacerdocio (1 Pedro 2:9). Las personas discípulas de la Iglesia Primitiva ayudaron a la gente que estaba sufriendo mediante el Evangelio y realizaron su ministerio sacerdotal. Además, recibieron la bendición de orar con coraje delante de Dios y de coger el Evangelio. Pedro hizo su confesión de fe en Mateo 16:16, y predicó el Evangelio a las personas que no lo conocían. El ministerio sacerdotal consiste en confesar sólo a Jesucristo, sólo el reino de Dios y sólo la llenura del Espíritu Santo al mismo tiempo que se ayuda a las personas que viven al margen de Dios.
2. Ministerio real
El hijo de Dios vino a la tierra para destruir la obra del diablo (1 Juan 3:8). Dios ha dado a Sus hijos e hijas la autoridad para atar las fuerzas de Satanás. No por nuestras fuerzas o poder, sino sólo con la autoridad de Dios y con la bendición del trono podemos combatir las fuerzas de oscuridad en el campo. Allá donde vamos podemos gozar de la autoridad de Cristo como rey, y gozar del reino de Dios como nuestro respaldo. Este es el ministerio real.
3. Ministerio profético
Pablo llevó a cabo el ministerio profético de compartir el Evangelio con mucha gente. No dio a la gente nada que no fuera Evangelio. Pablo se olvidó de sus problemas económicos, de sus conflictos con otras personas y de sus preocupaciones sobre el futuro. Simplemente quería descubrir el Evangelio. La meta de los hijos y las hijas de Dios no debe ser sólo sobrevivir. Su objetivo es gozar de la ciudadanía del cielo en la tierra y predicar el Evangelio a otras personas.
Temas para el fórum. Para cumplir con el ministerio que Dios nos ha confiado, debemos agrandar nuestra vasija y adquirir el poder para comunicarnos y trabajar con otras personas. Meditemos sobre el ministerio que hemos recibido y oremos para levantarnos como testigos de la Palabra de Dios.