ESE DÍA QUE CAMBIA EL DESTINO

Números 28:26-31 | Los ofreceréis, además del holocausto continuo con sus ofrendas, y sus libaciones; serán sin defecto (V. 31).

Dios nos ha permitido “ese día” que cambia el destino. Ese día es la fiesta de las semanas, es decir, el día de Pentecostés. Cuando la Pascua significa el día en que se acabaron todos los problemas, el día de Pentecostés significa las obras del Espíritu Santo que vamos a disfrutar desde ahora para siempre. Para gozar de la bendición de las fiestas, debemos de recibir la respuesta del tabernáculo, del templo y de la Iglesia. ¿Qué tipo de bendición hay en esta respuesta? 

1. La bendición de salir (la Pascua) del antiguo destino

El maná, las codornices, la vara y el arca del pacto simbolizan al misterio de Pascua. Dios separó el Mar Rojo, y levantó los 10 milagros para que los israelitas fueran liberados del antiguo destino. Debemos de establecer un sistema donde experimentamos esta corriente en el campo actual y recibir las respuestas con la palabra. 

2. El nuevo destino (Pentecostés) y la bendición de la nueva época (el día de la cosecha)

El mayor poder es estar lleno del Espíritu Santo. Si no es este poder, no podemos tener la verdadera liberación, tampoco crecer ni renovar como las cumbres deben de hacer. Podemos cambiar el destino de la época cubierta por la oscuridad cuando estamos solamente llenos del poder que Dios nos da. La llenura del Espíritu Santo es la única manera para salvar a las 237 naciones del mundo. 

La Iglesia tiene que preparar “ese día” en que experimentamos la bendición de la sanidad, de la cumbre y de las 237 naciones en la realidad. Dios nos dará las respuestas de nunca antes ni después y de entrar en Canaán terminando con la vida en el desierto. 

Dios, que podamos aferrarnos a tu pacto y que nos levantemos como las Iglesias testigos que transmiten el pacto. Oramos en el nombre de Jesucristo. Amén. 

2º Culto de la Iglesia Emanuel | 17. 1. 2021