LA MISIÓN
Romanos 16:20 | Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.
Aquellas personas que tienen la misión absoluta nunca se desaniman porque la misión debe ser cumplida. Estas personas no se ponen entusiasmadas ni emocionadas fácilmente. La misión dada por Dios no se cumple con nuestros propios poderes sino con el poder de Dios. Nosotros, que somos los Remanentes que poseen el Evangelio, ¿hemos descubierto la misión, el llamado y el mandato celestial que Dios nos da?
1. Las 3 misiones a las que tenemos que aferrarnos (el llamado)
Dios nos ha dado el sacerdocio a todos los creyentes a través de Cristo. En particular, Dios les dio a los pastores la autoridad del culto, de la bendición, de toda disputa y toda ofensa (Deuteronomio 21:5). Esto es la razón por la que los Remanentes y miembros de la Iglesia deben orar todos juntos por los pastores. Dios ha llamado a sus hijos para que se aferren al pacto y para que tengan la misión de ser el apoderado, el peregrino y el embajador.
2. Las 3 misiones de las que siempre tenemos que disfrutar (embajadores de Cristo)
Al igual que los israelistas salieron de Egipto, nuestra primera misión es ser liberados del estado de la esclavitud que sirve a Satanás. La segunda misión es abandonar la costumbre de Egipto aunque hayamos vivido con la incredulidad o con las quejas en una situación muy difícil como el desierto. Por último, tenemos que tomar la misión de ser los embajadores de Cristo, quien ha venció completamente quebrantando los desastres de Egipto y la cultura de la oscuridad.
La misión significa algo que debemos hacer sin falta. Sin embargo, el motivo de la misión no tiene que ser orientado a algo beneficioso para nosotros. El motivo de la misión tiene ser el plan absoluto de Dios. Desde entonces, podemos tener la misión como un gozo, transmitirla con alegría y tener la victoria con el desafio espiritual a que las fuerzas de la oscuridad se derrumben.
Que podamos disfrutar y testificar las cosas nuestras que nos has dado y las bendiciones que nos has permitido. Oramos en el nombre de Jesucristo. Amén.
3ra Lectura de la 40ª Asamblea nacional de oración para pastores y ancianos | 2.6.2020