LA PROMESA DE DIOS
Juan 19:30
Dios nos da tres promesas importantes (Hechos 1:1, 3 y 8). Jesús dijo que estas promesas se cumplieron (Juan 19:30). Sin embargo, las personas lo desconocen y continúan sufriendo por causa de enfermedades, trastornos mentales y enfermedades espirituales. Las iglesias de todo el mundo se están debilitando y desmoronando continuamente. ¿Por qué siguen ocurriendo este tipo de problemas?
1. Lo grabado
Los problemas siguen surgiendo en el mundo debido a “lo grabado”. El ser humano no puede solucionar aquello que se ha grabado en su interior. Por eso, Dios prometió darnos poder desde el cielo. La palabra clave de esa promesa es “Cristo”. Cristo destruyó completamente lo grabado por medio de las tretas de Satanás. Cristo es el verdadero Rey que derrotó a Satanás, el verdadero Profeta que destruyó la autoridad del infierno y el verdadero Sacerdote que destruyó los desastres. Cuando nos enfocamos en Cristo, se levantan obras asombrosas que permiten que se comparta el Evangelio con el mundo.
2. Raíces
Lo grabado enraíza e impacta en nuestro cerebro, pensamientos y corazón. Aunque intentemos cambiar estas raíces con nuestras propias fuerzas no lo conseguiremos. El resentimiento, la ira y la incredulidad que están enraizados en nuestro corazón solo pueden cambiarse con la fuerza espiritual que nos da Cristo. Este poder espiritual que se establece en nosotros se llama “el Reino de Dios”. Si nos aferramos a este pacto y oramos, todo lo que ha enraizado en nuestro corazón cambia. Así estaremos listos para hacer la evangelización mundial. A partir de ese momento, disfrutaremos de ese misterio en todos los campos.
3. Naturaleza
Lo grabado y raíces de Satanás han penetrado profundamente en nuestra alma y se han convertido en nuestra naturaleza. Por el contrario, podemos resolver cualquier problema al que nos enfrentemos y nuestras enfermedades pueden sanarse cuando las obras del Espíritu Santo impregnan nuestra alma. A partir de este momento, nos convertimos en testigos espirituales y recibimos el poder de cambiarlo todo. En último término, haremos que el mundo se transforme de Jerusalén hasta lo último de la tierra y nos levantaremos como testigos de la evangelización mundial (Hechos 1:8).
Oración del evangelista. Querido Dios, que “solo Cristo, solo el Reino de Dios y solo el Espíritu Santo” se conviertan en lo grabado, raíces y naturaleza de nuestra vida. Ayúdanos a convertirnos en testigos que atan la oscuridad y evangelizan al mundo.