LA SANIDAD CONCENTRADA PARA NUESTRA VIDA
Hechos 13:6-7
La mayoría de las personas tienen heridas que les causan estrés emocional y pensamientos incorrectos. Estas heridas se graban en sus cerebros, y al final afecta a sus almas y también a las células de sus cuerpos. Sufren problemas espirituales que incluyen debilidad, letargo y falta de comprensión y aceptación. Sin embargo, Dios prometió estar con nosotros (con, Emanuel y unidad) a través de las obras del Dios Trino cuando disfrutemos de la autoridad que hemos recibido del cielo (Juan 1:12). ¿Qué debemos cambiar para recibir la verdadera fuerza dentro de este misterio?
1. Lo grabado – Cambiar el corazón, los pensamientos, el estado espiritual y el cuerpo físico
Dios posee toda la autoridad en el cielo y la tierra y está con nosotros. Él puede cambiar nuestros pensamientos y corazón porque las preocupaciones no existen dentro del amor completo y perfecto de Dios (Juan 4:18-19). El adversario, es decir, el diablo, sigue andando alrededor como león rugiente buscando a quien devorar. Cuando los hijos de Dios se preocupan, Satanás puede atacarles (1 Pedro 5:7-8). Por ejemplo, Satanás ataca a Job a través de sus temores (Job 3:25). Si cambiamos nuestros pensamientos y corazón, nuestro estado espiritual y cuerpo físico comenzarán a restaurarse.
2. La raíz – Ayudar a que lo experimenten
Debemos experimentar el Evangelio, la Palabra y la oración para cambiar nuestras raíces. Si vemos las obras de evangelismo que Dios hace en el campo, daremos gracias por su guía, y nuestras raíces comenzarán a cambiar.
3. La naturaleza – Cambiar el destino
Los hijos de Dios son libres de su destino, pero sin embargo, hay momentos en que se encuentran atados. Muchos están influidos por las cosas que suceden en sus familias, carreras profesionales y trabajos, e iglesias. Deben superarlos y disfrutar de la bendición de la restauración. Al igual que la gente de Filipo distinguió a Pablo como una persona del Evangelio, las bendiciones de Dios y el Evangelio deben mostrarse en el campo a través de nosotros, que somos personas que tienen el pacto. Esta es la bendición que hemos recibido.