LA PROMESA DE LA CAÍDA DE JERICÓ
Josué 6:1-7
Los israelitas que se dirigían hacia la tierra de Canaán se toparon con otra gran dificultad: los muros de Jericó. En ese momento, Dios dio a Josué la misma Palabra que le había dado a Moisés. El Príncipe del ejército del Señor le dijo a Josué que se quitara el calzado de sus pies porque el lugar donde estaba era santo (Josué 5:13-15). También le informó sobre los pasos que debía seguir para tomar Jericó (Josué 6:3-5). ¿Cuál es el pacto al que debemos aferrarnos a través de esto?
1. Si perdemos las misiones, nuestra posteridad sucumbirá
Si perdemos las misiones, las futuras generaciones estarán destinadas a convertirse en esclavos y vivir en el desierto. Vivirán rodeados de guerras y, finalmente, morirán en ellas. Se convertirán en cautivos, perderán todo lo que tienen y vivirán como nómadas.
2. La promesa de Dios no cambia
Dios prometió el éxodo a Moisés, quien compartió más tarde esta promesa con los ancianos, los israelitas y faraón. Entrar en la tierra de Canaán era también la voluntad de Dios, y por eso, nadie pudo evitar esta obra. La historia y la Biblia dan testimonio de esto. Josué, que conocía esta verdad, creía que la Palabra de Dios destruiría a Jericó, e informó de que los habitantes de Jericó se habían desmayado de miedo.
3. Cumplir la misión (evangelización mundial) de Dios después de ir a Canaán
Dios guió a los israelitas a Canaán, tierra que fluía leche y miel, por un motivo diferente. No se trataba de permitirles simplemente vivir una vida abundante o de repetir errores pasados, sino de cumplir la evangelización mundial. Para esta obra, les dio el pacto de las Tres Fiestas y el Arca del Pacto. Estos pactos se cumplieron completamente en la época de la Iglesia Primitiva a través de “solo Cristo, el reino de Dios y solo el Espíritu Santo”. Nosotros también debemos recordar que somos personas felices porque hemos recibido una misión de Dios.
Oración del evangelista. Querido Dios, ayúdanos a coger el pacto. Permite que se derrumbe el Jericó de nuestra familia, nuestro campo y nuestra iglesia. Ayúdanos a ser personas de oración y del pacto.