OJOS ESPIRITUALES Y OJOS DEL MUNDO
Números 14:1-10
Formaba parte del plan absoluto de Dios que los israelitas entraran en Canaán después del Éxodo. La congregación de los hijos de Israel, que no lo sabía, se quejó y se molestó con Moisés y Aarón. Sin embargo, Josué y Caleb escogieron seguir el plan de Dios. Dios tiene un plan absoluto para cada persona. Si nuestros ojos espirituales están abiertos, veremos un plan y un pacto exactos, pero si miramos solo con los ojos del mundo, veremos únicamente lo que es incorrecto. ¿Qué debemos hacer para entender esto y aferrarnos al pacto de Dios?
1. Que nuestro pasado no nos ate
El pasado se ha ido y no volverá nunca, pero el 99,9% de las personas se enredan con facilidad en él. Cuando los israelitas salieron de Egipto, vieron los diez milagros y atravesaron el Mar Rojo. Pero incluso entonces, solo escucharon a los diez espías y se aferraron a su pasado. Josué y Caleb pudieron disfrutar de la mayor experiencia en la vida, esto es, Dios estuvo con ellos en todos los incidentes del pasado, y no vivieron atrapados en su pasado.
2. Disfrutemos de nuestro gran hoy
Debemos encontrar el “solo, unicidad y recreación” dentro de nuestro día de hoy. La única devoción que podamos hacer es “solo”. Cuando encontramos nuestro “solo”, el reino de Dios viene sobre nosotros (unicidad) y podemos ir al lugar donde nadie más puede ir (recreación). Los israelitas recibieron muchas respuestas durante su tiempo en el desierto a través del pacto de las Tres Fiestas, el Arca del Pacto y el movimiento del Templo. En esas circunstancias, Josué y Caleb vivieron la mejor experiencia de que Dios estaba con ellos. El pasado ha llegado a su fin y ya no es viable. Por eso, debemos recibir fuerza hoy y disfrutar del mayor pacto que Dios nos ha dado.
3. No tengamos miedo del futuro
No hay razón para temer al futuro inminente. Josué y Caleb, que tenían ojos espirituales para ver lo que era real, lo sabían. Informaron de que los habitantes de esa tierra habían escuchado los rumores y habían huido. Josué y Caleb vieron las bendiciones de la unicidad que recibieron a través de su pasado, su hoy y su futuro. Por tanto, los cuarenta años que pasaron en el desierto no fue un tiempo de sufrimiento para ellos. Por el contrario, se convirtió en el proceso a través del cual Dios los preparó, y fue un tiempo de unicidad en el que Dios hizo todo según Su voluntad. Necesitamos ojos espirituales para verlo.
Oración del evangelista. Querido Dios, no permitas que el pasado que nunca volverá a suceder nos ate ni que temamos el futuro inminente. Permite que nuestros ojos espirituales se abran para gozar de las bendiciones de disfrutar hoy al máximo.