LA VIDA DEL EVANGELISTA
Hechos 2:1
Los hijos e hijas de Dios, los remanentes y los evangelistas poseen la vida del evangelista, que tiene una identidad y una vida totalmente diferentes. Jesús prometió un poder diferente a los evangelistas, y esa promesa se cumplió en el día de Pentecostés (Hechos 2:1). ¿Qué tipo de vida vivieron los evangelistas de la Iglesia Primitiva y cómo cambiaron el mundo?
1. Una vida guiada por un señor diferente (Gálatas 2:20)
No podemos cambiar el mundo con el estándar de la religión que establece que nosotros somos los señores. Las personas evangelistas de la Iglesia Primitiva recibieron la guía de un señor diferente. Ese Señor era Cristo. A veces puede parecernos que el señor en la vida de una persona es uno mismo, pero, en realidad, su verdadero señor es Satanás (Génesis 3:4-5, 6:4-5, y 11:1-8). Por este motivo, toda la cultura se ha convertido en la cultura de Satanás (Hechos 13, 16 y 19). Como consecuencia, la gente deja una herencia de destrucción (Mateo 27:25). El verdadero Señor de nuestra vida es Dios. Debemos conocer esta verdad y cambiar de Señor ahora.
2. Una vida en la que seguimos lo que es de Dios
La persona evangelista sigue a Dios. Su Palabra no cambia ni una jota ni una tilde y siempre se cumple (Mateo 5:17-18). Dios no nos dice “No te preocupes” o “Pon fin a la crisis”, sino “Clama a mí” (Jeremías 33:1-3) porque Él siempre responde a nuestras oraciones. Si creemos en esta fe al final recibiremos la salvación del alma. Dios sigue haciendo este ministerio de salvación (1 Pedro 1:9).
3. Una vida que se cumple
La vida del evangelista es una que se cumple. Pensar que un problema es un problema es haber caído en el engaño Satanás. Dios cumplirá Su voluntad, que nos ha dado, hasta el día de Cristo Jesús (Filipenses 1:6 y 2:13) y está cumpliendo la obra de los cielos (Filipenses 3:1-21). Todo lo podemos a través de Aquel que nos fortalece (Filipenses 4:13).
4. Una vida que está cambiando
Puede parecer que somos débiles. Sin embargo, Dios cambiará la corriente espiritual (Hechos 2:1-47), la corriente de la cultura (Hechos 11:19-30), y, finalmente, la corriente del campo a través de nosotros (Romanos 16:1-27).
Oración del evangelista. Querido Dios, te alabamos porque eres el Señor de la vida. Ayúdanos a vivir la vida del evangelista que transforma el mundo y no cae en el engaño de Satanás.