EL MÉTODO DE DIOS PARA SALVAR A LAS 237 NACIONES
Josué 10:10-14
Dios dio el Evangelio a los israelitas y les dijo que hicieran evangelismo y misiones. Sin embargo, los israelitas solo estaban preocupados por las cuestiones relacionados con su alimento, su refugio y su ropa, y la Palabra de Dios les parecía algo inútil. Nosotros estamos en la misma situación. Debemos hacer las misiones mundiales, pero podemos encontrarnos con enemigos en todas partes. En estas difíciles circunstancias, ¿cuál es el método de Dios que salva a las 237 naciones?
1. El resultado justo
Las dificultades a las que se enfrentaron los israelitas constituyeron un resultado justo. Los habitantes de Gabaón buscaron a Josué y lo engañaron para salvarse. Dios ordenó a los israelitas que no se comprometieran, pero éstos decidieron no seguir Su Palabra. Como consecuencia, los amorreos, que se levantaron con la excusa de golpear sobre Gabaón, les atacaron. Incluso antes del evangelismo y las misiones, los israelitas ya habían perdido el Evangelio (Jardín del Edén, la estrategia de Satanás y el trasfondo del Infierno).
2. El horario inevitable
Hay un horario que Dios nos ha dado porque es necesario. Dios también dio el horario más necesario a los israelitas. Las difíciles circunstancias del desierto se convirtieron en el horario que más necesitaban. La separación de las aguas del río Jordán y el desmoronamiento de las murallas de Jericó, al igual que el repentino ataque de los amorreos, constituyeron el horario inevitable que Dios había dado. Todos estos sucesos ocurrieron porque los israelitas no se tomaron en serio la Palabra de Dios.
3. La respuesta absoluta
Una gran granizada cayó del cielo cuando los israelitas combatieron contra el ejército de los amorreos. El número de muertes causadas por el granizo fue mayor que el de aquellos que murieron bajo la espada. En ese momento, el sol comenzó a ponerse. Josué y su ejército no conocían muy bien el área. Sin embargo, la voluntad de Dios no era que perdieran esa batalla. Estaban en el horario absoluto para recibir la respuesta absoluta. Josué, que conocía este horario, oró a Dios y Dios dio la victoria a Israel. Por primera vez en la historia, el sol se detuvo en el cielo. El Señor escuchó a un hombre y éste recibió la respuesta absoluta de “nunca antes y nunca después”. Nadie podrá oponérsenos si nos aferramos a la respuesta absoluta y al pacto absoluto como Josué.
Oración del evangelista. Querido Dios, nosotros y nosotras no podemos hacer nada, pero confesamos que Tú eres capaz de hacer todas las cosas. Danos la respuesta de “nunca antes y nunca después” que salvará a las 237 naciones.