PARA LAS SIGUIENTES GENERACIONES
Génesis 46:28-34
Cuando Moisés construyó el tabernáculo en el desierto, todos los israelitas reunieron sus fuerzas para orar y restaurar el poder. Cuando David construyó el templo, todos los israelitas restauraron el poder y la gracia de Dios. La restauración importante comenzará cuando experimentemos el cumplimiento de la Palabra dentro de la corriente del Evangelio y de la Palabra. Podemos determinar qué dejaremos atrás para las siguientes generaciones: el Evangelio, el evangelismo que transmite el Evangelio y el templo. Aferrándonos a este importante pacto, ¿qué tipo de resolución debemos tomar por el bien de las futuras generaciones?
1. “No podemos transmitir nuestros desastres a la siguiente generación”
En tiempos de Jacob no pudieron vencer a Egipto. Los hermanos de José estaban atrapados en el problema de la comida, la ropa y el refugio. Si Jacob hubiera entendido el Evangelio antes, José no habría tenido que convertirse en esclavo. Lo mismo sucede con Corea del Sur, que ha atravesado muchas dificultades. La causa fundamental de tanto sufrimiento es la incompetencia de nuestros antepasados. Nosotros, que lo sabemos, no debemos transmitir nuestra incompetencia espiritual a las siguientes generaciones. Podemos liberar a las futuras generaciones del sufrimiento si nos aferramos al pacto de la evangelización mundial.
2. “No podemos transmitir nuestra idolatría”
Podemos bloquear el desastre de la idolatría que pasará a las futuras generaciones si nos aferramos al pacto del templo. Sin embargo, Jacob y los hermanos de José no lo entendieron. Al mirar a José, que se había convertido en gobernador, solo entendieron que había logrado un éxito material. Sin embargo, éste no era el verdadero éxito. Al principio, solo José fue a Egipto como esclavo, pero, al final, todos los israelitas se convirtieron en esclavos que necesitaron salir de Egipto. Debemos mirar a las naciones idólatras de esta época con ojos espirituales y hacer que los desastres de la idolatría no pasen a las siguientes generaciones.
3. “No podemos transmitir los desastres culturales a la siguientes generaciones”
Jacob y los hermanos de José llegaron a la tierra de Gosén. Sin embargo, la felicidad no duró mucho, y la persecución de Egipto comenzó poco después de la muerte de José. Para destruir a los israelitas que habían sido bendecidos por Dios, Egipto mató a todos los bebés que nacieron. El único bebé que sobrevivió fue Moisés. Nosotros también estamos viviendo en medio de este tipo de desastre cultural. Al aferrarnos firmemente al pacto y orar, debemos preparar a las futuras generaciones para que se conviertan en la cumbre espiritual, la cumbre de los talentos y la cumbre cultural que tenga victoria en cualquier circunstancia. De esta forma, podrán sobrevivir dondequiera que estén.
Oración del evangelista. ¡Señor! Permite que nos mantengamos fieles al verdadero pacto y restauremos el poder para que los desastres no se transmitan a la siguiente generación. Permite que nos levantemos como las tres cumbres.