LOS DISCÍPULOS QUE SALVARÁN LAS REGIONES
Hechos 19:8-10
El movimiento de la sinagoga que nadie consideraba importante se convirtió en el movimiento de la escuela de Tiranno y en el comienzo de la evangelización de Roma. Dios no usó a discípulos de grandes regiones, sino a Elías de Galaad, Eliseo de Abel-mehola, David de Belén y a otros discípulos de Galilea, porque estas personas estaban en condiciones de transmitir el Evangelio correcto. Por tanto, ¿qué deben guardar en sus corazones los discípulos que salvarán sus regiones?
1. El movimiento de la sinagoga (Hechos 19:8)
Pablo entró en la sinagoga para transmitir el Evangelio correcto. Permaneció durante tres meses allí y habló con audacia sobre el reino de Dios. Hubo seguidores pero también saboteadores. La sustancia del movimiento de la sinagoga que Dios considera importante es la propagación del Evangelio. Por tanto, debemos orar y tener en cuenta siempre la transmisión del Evangelio por la causa del movimiento del RUTC.
2. El movimiento de la escuela (Hechos 19:9)
Cuando aparecieron personas que empezaron a hablar mal de Pablo, que estaba haciendo el movimiento de la sinagoga, éste se llevó a sus discípulos consigo a la escuela de Tiranno. Los evangelistas no necesitan preocuparse por las calumnias, sino sabiduría para encontrar a los discípulos. No deben olvidarse de este objetivo aunque quieran ser amables con todo el mundo. Deben entregarse a fondo en todo, pero lo más importante es la transmisión del Evangelio. Entre todas las obras que hagamos debemos dar prioridad a levantar discípulos.
3. El movimiento de la Palabra (Hechos 19:10-20)
Pablo dirigió el movimiento de la Palabra intensamente durante dos años. Y la Palabra de Dios se transmitió a todas las personas. Dios hizo milagros extraordinarios a través de Pablo, de modo que las enfermedades se iban de los enfermos y los espíritus malos salieron de ellos. La Palabra del Señor continuó creciendo y prevaleció con poder. La iglesia debe centrar su labor en que todo el mundo escuche la Palabra de Dios. Para lograrlo, debemos estudiar las regiones y su gente.
Oración del evangelista. ¡Dios! Permite que disfrutemos del Evangelio correcto. Permite que el movimiento de la sinagoga, el movimiento de la escuela y el movimiento de la Palabra comiencen para que podamos transmitir el Evangelio a todo el mundo en nuestras regiones.