LOS ACONTECIMIENTOS QUE TUVIERON LUGAR DESPUÉS DEL PACTO
Deuteronomio 6:4-9
Para recibir respuestas a la oración, debemos cambiar lo grabado, raíces y naturaleza incorrecta que nos impiden orar. Por eso, Dios les dijo a los israelitas que amaran a Jehová con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, y que compartieran estas palabras constantemente. Les dijo que las repitieran cuando estuvieran en su casa, cuando anduvieran por el camino, al acostarse y cuando se levantaran. También les ordenó que las ataran como una señal en su mano y frente, y las escribieran en los postes y las puertas de su casa. Tres cosas sucederán si grabamos el pacto en nuestro interior, enraizamos en él, y lo convertimos en una segunda naturaleza para nosotros.
1. En la línea del pacto que nadie puede darnos
Dios nos guiará a la línea del pacto que sólo Él puede darnos y nos llamará al camino que Moisés anduvo y a la obra que hizo el anciano Jetro. Josué asumió el liderazgo y el relevo de manos de Aarón, y Caleb lo apoyó y ayudó desde un segundo plano. Cuando llegó un momento de crisis, Rahab fue de gran ayuda, un papel que ningún soldado podía asumir. La mayor bendición consiste en permanecer en la línea de compartir el Evangelio.
2. Las respuestas que Dios nos da, algo que nadie puede hacer
Dios hizo todos los preparativos y condujo a los israelitas para que cruzaran el río Jordán con el fin de que recordaran que había sido Él quien los guió a través del Mar Rojo. Antes de que cayeran los muros de Jericó, Dios preparó todo y los envió allí porque las personas que cruzaron el Jordán no habían experimentado las adversidades en Egipto. Cuando los israelitas estaban luchando contra los amorreos, Dios hizo que el sol y la luna se detuvieran. Esta fue la respuesta de Dios que no tenía precedentes, que nunca más se repitió y que tampoco nadie pudo imitar. Dios sigue preparando estas respuestas en el presente.
3. El camino que nunca tomaron
Entraron en Canaán, la tierra de la promesa, donde nunca habían puesto un pie y de la que sólo habían escuchado hablar. Estaban en proceso de restaurar la tierra por la fe. Lo más importante es que se trataba de la tierra donde vendría el Mesías. Era el campo donde se cumpliría el pacto de Cristo. Podremos cambiar el mundo simplemente con aferrarnos a este pacto y dedicarle 30 minutos de nuestro tiempo al día.
Oración del evangelista. ¡Dios! Permite que grabemos el pacto en nuestro interior, echemos raíces en él y los convirtamos en nuestra segunda naturaleza a diario. Levántanos como testigos de la respuesta de comenzar de nuevo.