EL DESAFÍO DE SALVAR LA ÉPOCA
Hechos 1:8
Debemos desafiar para salvar esta época. Como testigos de “con”, debemos salir y enfrentarnos al mundo. Jesús no compartió muchas cosas, pero nos dijo: “recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos”. Por tanto, debemos convertirnos por encima de cualquier otra cosa en testigos de esta promesa. Dios ha restaurado Su imagen a través de Cristo en nosotros para que no seamos destruidos (Génesis 1:27). Dios sige obrando y cumpliendo Su palabra en el presente, contestando nuestras oraciones y levantando las obras de salvación (tres hoy). Esta es la bendición que Dios ha preparado para nosotros. Hay obras que se levantan cuando confirmamos y creemos en esta bendición.
1. Las obras que la gente del mundo no puede lograr
Dios nos ha levantado como testigos de obras que otros no pueden hacer. Dios ha ocultado tres cosas en el campo. Una vida que nadie puede enseñar, un lugar al que nadie puede ir y obras que nadie puede cumplir. José, que conocía la vida que nadie puede enseñar, pudo presentarse ante el Faraón y hacer obras que otros no pudieron. Cuando descubramos estas tres cosas, Dios nos usará para reformar la época, algo que la gente del mundo no puede lograr.
2. Lo que otros no pueden arreglar (la sanidad espiritual)
Dios ha prometido dar sanidad espiritual a través de nosotros, algo que otros no pueden hacer. Cada campo en el que entró José, que era un esclavo, fue sanado; también ocurrió con la casa de Potifar, que recibió bendiciones económicas a través de él. Las obras de salvación de Egipto se levantaron a través de José. Se trata de salvar nuestra alma y sanar la mente y el corazón a través del Evangelio. Dios inevitablemente comenzará a sanar nuestra carne cuando nuestro espíritu, mente y corazón sanen a través del Evangelio.
3. Lo que otros no pueden evitar (el poder para prevenir desastres)
Dios nos ha dado el poder para prevenir los desastres de este mundo, algo que otros no pueden evitar. Moisés evitó los desastres de Egipto a través de los diez milagros, y el espíritu malo que había dentro de Saúl huía cada vez que David alababa. El evangelista Pablo resplandeció la luz del Evangelio dondequiera que fuera. Dios también ha preparado obras similares para nosotros. También debemos aferrarnos al misterio de que Dios está con nosotros, así como a la fuerza espiritual que Él nos da. Seremos levantados como testigos que se aferran a esta evidencia y en consecuencia, nos salvaremos a nosotros mismos, a la iglesia y al campo.
Oración del evangelista. ¡Dios! Permite que nos aferremos al misterio de que estás con nosotros para recibir sanidad y ser testigos que previenen los desastres de esta era.